De donde viene Colette, la gente siempre sonríe. Sus dientes son tan blancos como el interior de un coco y la generosidad es la materia principal en la escuela. Es una vida muy tranquila, el único peligro, además de los calambres en la sonrisa, es la caída de los cocos. Un día, Colette estaba descansando bajo un árbol y un coco le cayó en la cabeza. Al igual que Newton con la manzana, esto le dio una idea brillante: ¡hay demasiada gravedad, el mundo debería ser más ligero! Así que juntó los cocos más divertidos y los convirtió en galletas, tan ligeras y llenas de alegría que flotan en tu boca y te levantan el espíritu.